Sunday, July 22, 2007

Pesadilla en el país de los cuentos de siempre...

Yo no se, si aquello vi y escuché, fue real o simplemente era el fruto de un sueño...el caso es, que aquél lugar y todo lo que ocurrió en él...era para volver del revés la mente de cualquiera...

Caminaba por un lugar, que parecía sacado de un relato medieval, pues se trataba de un paisaje natural de gran belleza, en el que de cerca, se veía una especie de poblado de otra época (con sus habitantes vestidos al uso) y en el que de lejos, se observaba un castillo con trazas de haber vivido tiempos mejores. Observando con gran extrañeza todo aquello estaba yo, hasta que una mujer de mediana edad, con ropajes de lo más pintoresco, me cortó el paso y me habló de la siguiente manera:

-Detente, extraño forastero venido de otra época, ¿Sabes en dónde te encuentras y quién soy yo?...

-Pues sincéramente, no.- Contesté extrañado.

-Te hayas en el país de los cuentos de siempre, y yo soy la Cenicienta. Bien sabrás que al final me convertí en reina y que por lo tanto tengo poder, así que, te ordeno que me pongas un zapato.

-¿Cómo dices?.

-Si, que me pongas un zapato, o mejor dicho que interpretes alguna pieza musical para mí, pues por las uñas de tu mano derecha, bien se puede apreciar que tañes algún instrumento de cuerda...

-¿Estás de broma?, yo ni voy a ponerte un zapato, ni a tocar para tí...(cuando dije eso, me fijé mejor en la mujer y advertí que tenía la mirada característica de alguien completamente fuera de sus cabales)

Dicho esto, la mujer empezó a reirse estrepitósamente y a la par que decía de una manera frenética:

-Jajajajaja, soy la Cenicienta, jajajajajaja, la misma que viste y calza, reina, con poder, te podría ejecutar ahora mismo si quisiera, jajajajaja, ¡Toca para mí!, ¡Te lo ordeno!, no, !Ponme un zapato!, jajajajajaja, ¿Te lo he dicho?, soy la Cenicienta la misma que viste y calza...

Empezé a correr hacia un bosque cercano, para dejar atrás a aquella loca, cuando me doy cuenta, de que alguien vestido de manera harapienta, pero actual, y con aspecto de no haberse lavado en años, se encuentra sentado con la espalda apoyada en un arbol y me dice con voz de yonki moribundo:

-Eh tu, amigo, ¿No tendrás tabaco?.

-Yo no fumo- Dije.

-Pues entonces al menos escucha mi propio cuento...

-Ya he tenido bastante con la Cenicienta.

-¿Esa mamarracha que está loca?, menuda soplapollas...yo soy mejor, yo soy Juan Sin Miedo, y me engaché al jaco por que no le tenía temor...

-Yo me voy de aquí- Murmuré, mientras comenzaba a caminar con paso decidido...

- Eh tu, ¿Dónde vas?- Dijo el yonki - Deberías quedarte aquí y escucharme, si no, no te enterarás de lo del "Gran acto"...¡Eh, vuelve!...que yo soy el Juan Sin Miedo, joder, y si me levanto te rajo...

Fue entonces, cuando mi paso volvió a convertirse en una carrera apresurada hacia ninguna parte. Cuando vi, que estaba bastante lejos de Juan Sin Miedo, y que este no me molestaría más, eché una mirada a mi alrededor, y descubrí que había una cabaña muy cerca de donde estaba. Visto lo visto, seguro pasar allí debía de ser un suicidio, así que ni me lo planteé...aunque como bien me presentía, la cabaña también me daría su dosis de mal rollo, pues de ella salió una mujer de aspecto desconcertante, con un pijama degastado y con claros sintomas de ir sonámbula. No hubo conversación alguna entre nosotros, solamente habló ella y no hizo falta más. Sus palabras, que repetía una y otra vez, eran algo así cómo: "Soy la bella durmiente y este es mi último sueño antes del Gran Acto"...

A esas alturas yo estaba deseando con todas mis fuerzas, encontrar una salida para escapar de aquel pesadilla surrealista, sin embargo, aún me quedaba un largo rato que sufrir en aquél lugar.
Andando con tranquilidad, pues estaba visto que en ese lugar correr, sólo servía para encontrarse antes con algún desequilibrado, llegué a un camino de tierra, que por su anchura parecía un camino principal. Al poco tiempo, aparecieron unos cerdos que andaban sobre dos patas, y puedo asegurar una cosa: No es lo mismo que te lo cuenten en un cuentecillo, que verlo con tus propios ojos y dadas las circunstancias vividas con los otros cuentos, no daban precisamente buena espina. Cómo era de esperar, los Tres Cerditos, también tenían su charla particular que darme, la cual hicieron a coro de una manera muy siniestra, y vino a ser nada más ni nada menos que esta:

-Somos los Tres Cerditos,
y nunca paramos de andar,
por este camino de tierra,
para una casa buscar,
sin embargo dentro de poco,
esto va a terminar,
porque pronto el "Gran Acto",
nos dará a todos final.

A estas alturas, ya no había en este lugar de locos nada que me pudiera sorprender, así lo único que hice, fue seguir andando, a ver si encontraba la salida de aquél lugar. Al cabo de un rato, vi una fuente, y a su lado un enano. Este se presentó cómo el "Enano Gruñón" del cuento de Blancanieves y me dijo lo siguiente:

- Cómo habrás visto, el mundo de los cuentos de toda la vida, se ha degenerado de una manera espantosa, así que reunidos todos en asamblea, hemos decidido poner fin a todo esto con un suicidio colectivo, el "Gran Acto", del que te han hablado el resto de los cuentos. No te lo debes de perder, porque va a ser muy divertido: Nos vamos a poner todos en nuestra plaza principal y nos vamos a pegar un tiro en la cabeza con una pistola.
-Yo no veré semejante barbaridad y escaparé de este lugar en cuanto pueda.- Contesté yo.
-Oh si, claro que saldrás de aquí, pero antes tendrás que ver cómo nos suicidamos.
-Pero vamos a ver - Dije - lo más lógico sería, intentar solucionar vuestros problemas antes que suicidarse, ¿No?-
- Tu no sabes nada de nuestro mundo y por lo que hemos pasado - Y acto seguido dijo:- Apresad al forastero.

Y entonces un par de hadas con muy mala cara me lanzaron un conjuro, con el cual me amordazaron y quedaron atados mis pies y manos. Despues, me teletransportaron a la plaza principal, dónde realizarían el suicidio. Allí estaban todos los personajes de los cuentos típicos, de pie y con una pistola en la mano dispuestos a suicidarse o a matarme, o cualquiera sabía que...porque allí era todo locura y sinsentido. Algunos se reían de manera nerviosa, otros temblaban y otros simplemente estaban quietos y callados. Gritar no valía de nada, pues la mordaza estaba muy fuerte, así que lo único que se podía hacer era cerrar los ojos, y que pasara lo que tuviera que pasar. De repente, una voz femenina que no identifiqué, pero que bien le pegaba a la madrastra de Blancanieves, dijo:

-Ya sabeis cómo funciona esto: Voy a contar hasta tres y cuando diga "ya", nos disparamos todos en la cabeza, ¿Estais preparados?- Y todos los presentes respondieron a coro:
-¡Sí!-
-¡Una, dos y tres, ya!

...y justo cuando iban a sonar los disparos, aparecí en el salón de mi casa...aparentemente, el mundo debía de seguir igual...o no...¿Murieron realmente aquellos cuentos?...sinceramente, no lo se...

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Hoy ha sido un día aburrido de cojones y encima estoy con acidez de estómago...espero que os haya gustado este relato, que en un principio se me ha resitido bastante, pero que cómo veis he conseguido terminar.

Hasta la próxima entrada

Carman

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