Tuesday, December 26, 2006

Cojón de Navidad.

Palafrunco, era un chaval de catorce años, y para ser lo joven que era, ya era alguien muy ambicioso. Y no es que a Palafrunco, le gustara el dinero, más que a un tonto un lápiz, si no que tenía una ambición, un sueño de dimensiones apocalípticas, que era: Pintar cipotes con un edding negro, en toda pared, cristal y marquesina de su ciudad. Palafrunco tenía aquel objetivo metido en su cabeza, cómo si se lo hubieran incrustado a martillazos; apenas comía, apenas dormía, y para colmo, había falsificado su D.N.I, para poder trabajar de repartidor de pizzas, lo cual le daba dinero suficiente, para comprar todos los eddings necesarios en su titánica tarea...aunque claro, a veces no era bastante, y tenía que robar a sus padres, ya que si se trataba de pintar cipotes, entendía que era perfectamente válido aquello de: El fin, justifica los medios.
Era navidad, vispera de nochebuena y Palafrunco, llevaba más de un año ya, decorando el casco urbano con sus pintadas fálicas. Aquél día era lluvioso, y cómo era navidad, se acordó de su amigo Micolante, el cual murió acometiendo una empresa, de parecido objetivo al de Palafrunco, que consistía nada más ni nada menos, que en pegar chicles, en todos los asientos de las paradas de autobús y bancos de parques de toda la ciudad. A Micolante le pillaron infraganti, y aquello fue fatídico, pues cuando vino el guarda del parque, a pegarle cuatro voces al chaval (que contaba con doce años solamente), una vieja sacó un revolver y le disparó cinco balazos. Los balazos no le dieron, pues la mujer tenía muchos achaques y no apuntaba bien, pero uno, si se cobró una víctima, un chiguagua, que antes de fenecer, mordió en los cojones a Micolante, el cual, sufrió un paro cardiaco, debido al shock que esto le produjo y cómo bien claro se ve, fue imposible reanimarlo. Y justo fue cuando se disponía a salir a la calle, escuchó una voz detrás de él, que le hablaba de manera angustiosa: - Palafrunco tío, escúchame, tengo una historia que contarte...
- ¿Quién anda ahí, dijo Palafrunco? - a lo que le respondió la misma voz, - Me llamo Cuchanfrinfro, y yo, me dedicaba en vida a pegar collejas al personal y luego esconder la mano. Me obsesioné tanto con esto, que no paraba de dar collejas en todo el día a todo bicho viviente, incluso fuí al Tibet, a aprender las técnicas, que tienen los monje-guerreros, para dar sin ser vistos...llegué a ser tan bueno, que incluso le dí collejas a varios monarcas y presidentes del gobierno...aunque claro...tras morir a los ochenta y tantos años de edad, no me esperaba que en el más allá tuviera un castigo eterno, que es, ser collejeado por el espectro de un culturista...y ahora me voy, que el culturista me está esperando... ( Palafrunco estaba helado de miedo, pues quién le estaba soltando esa parrafada, era un fantasma de esos que aprecen en las ouijas y que dan mal rollo)...ah, esta noche te visitarán tres fantasmas más, hasta siempre Palafrunco-
Palafrunco, en un principio, estaba asustado, pero poco despues, recuperó su sonrisa maligna de siempre y dijo: - Bah, seguro que es una alucinación provocada por los gases que desprenden los eddings nuevos, tendré que empezar a usar mascarilla - Y muy poco despues de decir esto, escuchó otra voz detrás de el, la de esta vez, era grave y cavernosa :
- ¿Te crees muy listo Palafrunco, verdad? -...este fantasma, tenía una pinta espantosa, pues iba vestido con un smoking rosa-verde color moco...- Esto no puede estar pasando -, dijo Palafrunco completamente anonadado, - Pues si está pasando - dijo el fantasma - Y yo seré breve, pues me da vergüenza que me vean con este smoking tan cutre...yo en vida, pegaba mocos debajo de las sillas y mesas escolares, tanto me llegó a obsesionar esto, que estudié dos bachilleratos, y cinco carreras, para pegar muchos mocos debajo de las mesas y sillas de el centro educativo que se terciara...ahora en el más allá, estoy condenado por toda la eternidad, a limpiar mocos de sillas y mesas escolares...y no me dejan hacerlo, con los pañuelos que compra mi madre...lo he de hacer con las manos...me voy, me espera una asquerosa y eterna tarea...-
Palafrunco estaba ya, empezando a alucinar en colores, pues eran dos visiones fantasmales seguidas...y justo cuando iba a llamar a Iker Jimenez, escuchó una voz femenina detrás suyo...
-Hola Palafrunco, ¿Soy guapa verdad?...pues gracias a mi físico, en vida no paré de sacar calimochos gratis a todos los chicos, haciendoles creer que iban a ligar conmigo...pues bien...tanto me obsesionó aquello, que acabé palmando de cirrosis en menos de lo que canta un gallo. Mi castigo eterno, es rascarme el brazo constantemente, mira cómo lo tengo (lo tenía ensangrentado y en carne viva). La verdad, es que el castigo, no se que tiene que ver con mis fechorías en vida, pero bueno, es lo que hay...bueno Palafrunco, te dejo con la última visión que es la mejor, aunque se, que lo que quieres realmente, es visionarme por la eternidad, vaya, no debería de haber dicho eso, ahora por intentar calentarte, me tendré que rascar durante un mes el brazo el doble de rápido. Besitos, Palafrunco.-
Palafrunco, se daba pellizcos en la cara, pues aquello, tenía que ser por narices una pesadilla...y al pasar nada más ni nada menos que cinco minutos y tres segundos, de un reloj de esos que tienen calculadora, apareció ante su ojos la última visión...el fantasma de...Micolante.
-Hola Palafrunco, ¿Sorprendido de verme?.
-Con el rato que llevo, pues cómo que no - Dijo Palafrunco.
-Todos estos fantasmas te los envié yo, Palafrunco, pues son gente, que en el más allá, está condenada, a pagar durante toda la eternidad, por sus fechorías...
-¿Es una fechoría lo de los calimochos?- Interrumpió Palafrunco.
-Según se dice, unos apóstoles defendían, que condenar eso, era una actitud que podía ser considerada machista, por lo que hubo discusión, se votó chorrocientas veces, y al final, se hizo lo que al que dictaba las condenas, le salió de la punta del nardo, así que de ahí, el castigo tan absurdo para esa chica, porque no se tramitó correctamente...pero bueno Palafrunco, no me lies, que no estabamos hablando de eso. Te iba a decir, que al igual que yo, tengo que mascar chicles del suelo durante toda la eternidad, tu también tienes un castigo, que es limpiar cipotes pintados, en paredes, cristales y marquesinas.
-¿Y con que los limpiaré?- Preguntó Palafrunco, el cual estaba visiblemente asustado y a punto de llorar.
-Con el cipote, querido amigo. Llevarás, una garrafa llena de disolvente, y tu cipote a capullo descubierto, esos serán tus articulos de limpieza. Me voy Palafrunco, espero que reflexiones, y que no cometas, los mismos errores que cometí yo. Hasta siempre, amigo-
Esa noche Palafrunco lloró amargamente, y decidió que lo mejor era cambiar de birra, perdón de vida, por lo cual, a partir de la nochebuena, se convirtió en alguien nuevo. Ahora, en vez de pintar cipotes en marquesinas, paredes y cristales, los pinta en cuadernillos de papelería (de espiral y con cuadraditos, por supuesto) que le compra su madre. Ha pintado tantos, que ha entrado quinientas veces, en el libro Guinnes de los Records. Esta hazaña tan titánica, le ha hecho rico a el y a su familia, por varias generaciones. Final bonito y fin del cuento.

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P.D: Ahora que los reyes os traigan muchas cosas...!Eh!, no seias tan gañanes de arrancaros un diente con los alicates para que ese día, venga tambien el ratoncito Pérez...que sois tan avaros y gulepas, que hasta despreciais vuestra integridad física...que no, que es broma, jajajajajaja...

Hasta el siguiente relato. Agur Yogur.

1 comment:

Carman said...

Venga chavales,regalo un gallifante,al que sepa en que novela infantil me he inspirado,para hacer este relato.