Thursday, January 04, 2007

Terror de repaso

25-3-1996

A quién lo lea:

Nadie me cree, esto es horrible. Todos me toman por loco, pero lo que digo es verdad, porque estuve allí y lo vi con mis propios ojos, algo que nunca debería de haber hecho, pues ello supuso mi reclusión, en este lugar aséptico y a la vez tan siniestro. ¿Nunca habeis sentido odio y pánico a las clásicas tareas de verano, que te mandan en el colegio?, supongo que sí, cómo todo el mundo. El porqué de mandar estas tareas, varia según la persona. Unos lo mandan, porque creen que es beneficioso para el alumno, incluso algunos padres lo compran pensando que así harán de sus hijos unos ultramegaingenieros de algo muy complicado. Sin embargo, otras personas saben la verdad y obligan a los niños a enfretarse a estos repasos del demonio, para así fastidiarles a base de bien, vamos, que lo hacen por maldad básicamente. Bien, yo, Marianito Perales, decidí un día encontrar la verdad, pues digan lo que digan, los cuadernillos de cuentas, de una famosa marca con nombre de color de pelo, tienen las operaciones, dispuestas de tal manera para que no salgan, y así llevarte broncas por doquier, lo que confirma la teoría de que están hechos desde la maldad más suprema. Pues eso, que un día quise descubrir la verdad sobre esto, y me escondí cerca de la librería de mi barrio, dónde se compran estos horrendos cuardenos, y esperé toda la noche, hasta que apareciese la furgoneta que las traía...y cuando me iba a quedar sopa, en ese momento !zas!, apareció la furgoneta con su siniestro transportista dentro. En un momento de despiste, me metí en la parte trasera de la furgoneta y me escondí dentro de unas mantas. Despues de las transacciones comerciales y burocráticas, propias de dependiente y transportista, el conductor partió para la fábrica de cuadernos y despues de un viaje, que casi se hace interminable, el transportista aparcó, salió de la furgoneta y al poco yo pude salir de allí y entonces vi cosas que jamás desearía haber visto. Mirando por una ventana de la fábrica, pude ver que los transportistas de esos cuadernos, eran trolls (que en la vida real, se escondían con disfraces muy currados) con un uniforme de empresa y que en vez ordenadores, tenían cerebros gigantescos conectados a las impresoras, mientras unos elfos malignos con una cara horrible, daban latigazos a los cerebros para que trabajaran más, e idearan cuentas y problemas más dificiles. Despues de ver esto, empezé a correr, hasta que así llegué a la ciudad y posteriormente a mi casa. Allí lo conté todo, cómo un niño bueno que soy, y nadie me creyó. Cómo era de imaginar, despues vinieron los psicólogos, la medicación...para al final acabar superdesquiciado y en un manicomio. Hoy, 25-3-1996 me he escapado de allí para contar al mundo mi verdad y no se que será de mi, pues se que los trolls y los elfos me vigilan. Quienquiera que seas, si lees esto, repite mis aventuras y verás que lo que digo es cierto, para que acabe ya todo este mal y por fin pueda volver a mi casa, a comer lo que mi madre prepara de merendar, cómo alguien resptable. Eso si, una vez que veas la fábrica, ten valor para contar lo que has visto, pues dan ganas de echarse atrás.

Marianito Perales.

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