Carman y las realidades paralelas...

Me gusta dejar volar la imaginación, sobre todo cuando se que puedo estar tranquilo, y tengo la seguridad, de que nadie va a venir a darme la brasa. Es el momento entonces, de dejar la mirada perdida y simplemente observar cómo pasa el tiempo, más o menos igual que cuando estás en una clase aburrida, o escuchando una charla/conferencia que no te interesa ni lo más mínimo.

Pues bien, lo que os voy a contar hoy, ocurrió en una de esas noches en las que no te apetece dormir, pero tampoco hay nada interesante que hacer, ni nadie al lado con quién compartir esos momentos. Dependiendo de la situación vital, el estado de anímo tenido durante el día, o sólamente por que sí, esas noches pueden ser de lo más tristes o por el contrario, relajadas y reconfortantes, todo dependiendo de los factores anteriormente descritos...

Aquél día era un miércoles, y debían de ser más o menos las dos de la mañana, por que hacía un rato largo que la casa había quedado en silencio y se había apagado la última luz. Era una noche lluviosa, y la calle a la que da la ventana de mi habitación, estaban parcialmente iluminada, pues desde hace unos días, algunas farolas habían dejado de funcionar. La iluminación parcial, y la lluvia, conseguían que este paisaje urbano, típico de una zona residencial de clase media-alta, tuviera una extraña belleza que merecía la pena ser observada. No nos vamos a engañar, precisamente, servidor no estaba en su mejor momento, y esa noche, de no echarle sangre fría al asunto y toneladas de racionalidad, bien podía ser aquella en la que la locura me visitara y me dijera riéndose: "Antonio, por fin ha ocurrido, has perdido la cabeza"... pero no, eso no ocurrió ni iba a ocurrir, por la sencilla razón de que me había propuesto disfrutar de aquél paisaje, para luego despues irme a la cama y dormir plácidamente, que el día había sido bastante largo y tedioso, por lo que no era cuestión de acostarse amargado. Sin más dilación abrí la ventana y me puse a observar el paisaje, mientras dejaba que mi mente volase hacía dónde le diera la gana y justo cuando me estaba medio durmiendo mientras reflexionaba de manera casi poética, que sería maravilloso compartir ese momento con otra persona, ocurrió algo extraordinario...pues, acercandose por la calle que observaba, vi que venía una mujer pálida, con el pelo hasta la cintura, con ropa oscura y de una belleza indescriptible, vamos... que estaba to buenorra. En otro momento, hubiera intentado disimular y esconderme en la habitación, pues soy alguien bastante tímido, pero la situación era tan sumamente curiosa, que me quedé mirándola fijamente...bueno, también la miraba fijamente, porque la lluvia al mojarla, la hacía todavía más apetecible, para que nos vamos a engañar. El caso, es que al llegar al lado de mi ventana, y se me quedó mirando con cierto gesto de sorpresa, a lo que yo dije por aquello de algo habría que decir:
-¿Que haces aquí, a estas horas y en este día...?- A lo que ella dijo:
-Yo aquí no hago absolutamente nada, sólo soy un producto de tu imaginación-
-¿Cómo dices?
-Pues digo, que hace un rato te tumbaste en la cama, para leer un poco mientras tenías la ventana abierta, y terminaste por dormirte, eso es todo.
-Hmmm, pues si esto es un sueño y el sueño es mío, puede ocurrir lo que yo quiera ¿No?
-Efectivamente, es tu coco el que manda ahora.
-Pues entonces, teletranspórtate a mi habitación, que el resto es cosa muy sencilla.
-Cómo quieras...

Aquello fue un sueño efectivamente, pero...¿No son a veces los sueños, tan reales cómo la vida misma?...pues eso, yo se que esa noche soñé, y bien puedo asegurar, que me lo pasé de puta madre.

Carman
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Me ha quedado un pelín moñas, pero que se le va a hacer, seguramente sea cosa del calor, la primavera, y las elecciones autonómicas, que a algo habrá que echarle la culpa.

Hasta la próxima entrada.